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miércoles, 27 de octubre de 2010

Sin amor, tiempo ni cólera III

Después del regular vagabundeo del día dieron las 4:35, con algo de apuro se dirigió al habitual sitio de encuentro, acomodo su transporte con cuidado y se sentó con la paciencia que forjaron años de indiferencia. Todo había transcurrido como de costumbre, pero esta vez el Peugeot 306 no llegó a la hora indicada a al portón de madera, y aunque al principio no se alteró, su cabeza empezó a jugarle bromas cuando tampoco apareció al día siguiente, ni al siguiente después de ese. Desesperado por el repentino cambio en su rutina, Alejandro se acercó al tercer día de ausencia hacia la puerta, el guardia, lo miró con una cara de pocos amigos y le dijo que ya no tenía nada que hacer ahí, aturdido por el repentino ataque, puesto que durante años habían forjado un contrato tácito que consistía en que mientras Alejandro no creara problemas el guardia le permitiría asistir a su ritual diario, preguntó que pasaba con Marisol y con más odio que sorpresa se enteró que había muerto esa mañana, después de dos días de encontrarse grave.
El camino hacia el cementerio fue largo y confuso, toda la vida se repetía frente a sus ojos, incapaz de comprender que era lo que pasaba, la cuidad se sumió en un profundo luto, el sol se escondió y la niebla escondió a los ciudadanos que increíblemente continuaban su camino, aún cuando Marisol ya no estaba entre ellos. Al llegar al cementerio la tumba ya no era resguardada por nadie, coronada por cientos de rosas, una reproducción de Marisol en mármol llenaba el escenario de un aire divino, al tiempo que una lapida, también de mármol rezaba para la eternidad: Marisol Mercier, Amada Esposa y Madre. El epitafio hizo que le creciera la rabia por dentro ¿Quienes se creían ellos para saber que era el amor? ¿Creían en verdad haber amado a Marisol? ¿No se habían dado cuenta de que nadie podría expresar palabras tan sublimes hacia ella sin haber sufrido lo que él? El llanto le colmo el alma, años y años de espera se consumaron en un momento, las palabras que el tiempo le había disuelto con odio salieron poco a poco, en forma de lágrimas de amor, de lágrimas de rencor, lágrimas de locura.
La mañana siguiente, despertó junto a la tumba de su amada Marisol , era la primera noche que pasaban juntos en años, pero ya no importaba, el amor eterno se había convertido en un corriente charco de lagrimas y tierra que ahora se confundían con el rocío, toda su vida se perdía ahora con un cadáver putrefacto, todo su amor ahora no era más que una caja con restos muertos, igual que su vida, él no era más que otra caja de miembros inertes, ni siquiera había tenido la determinación para que al amor se lo llevara a él también, ahora solo le quedaba levantarse, conseguir algo de vodka y mendigar.

Sin amor, tiempo ni cólera II

Alejandro, así solía llamarse, era un prominente estudiante de Publicidad en la universidad Jorge Tadeo Lozano, llevaba una vida simple: Tv, licor, fiestas, libros, una extraña manía por los chocolates kinder sorpresa y la visión de un futuro práctico, casi resuelto, como un rompecabezas de 10 piezas con la cara mongoloide de Tribilin sonriendo. Todo encajaba perfectamente en su vida, solo le faltaba el amor, que según aprendió del matrimonio de sus padres que llevaban 45 años de casados, era para siempre.
Le resultaba inútil tratar de recordar como conoció a Marisol, por que fue como quedarse dormido, de un momento a otro se descubrió en otra vida, sin poder definir en qué instante y cada vez que se revolvía la cabeza tratando de rememorar el primer instante en que la vio, su cabeza empezaba a escribir un idilio corto pero inconsistente, demasiado romántico como para que la realidad lo soportara. Tal era la deformidad de sus recuerdos que incluso la imponía en momentos de su infancia, en fotos de sus primeros cumpleaños o en las vacaciones en punta cana. Su relación con Marisol consumió casi todos los instantes de su vida, incluyendo sus memorias y solo tenía tiempo para ella, para su estudio y para leer; el sueño y el licor, eran sacrificios insignificantes, pero que ella veía como una demostración inapreciable de su amor. Durante tres años la relación se extendió maravillosamente sobre la vida de Alejandro, Marisol y todos aquellos que tenían que soportarlos. Todo transcurrió perfectamente, hasta que los padres de Marisol decidieron enviarla a España, a terminar sus estudios. La última prueba de amor fue puesta sobre la mesa y ambos la aceptaron sin chistar.
A pesar de lo que todos afirmaban, ambos se sentían en capacidad de conservar su relación intacta, a pesar de los miles de kilómetros, el mar, la cultura y el Real Madrid. La última noche hicieron el amor varias veces y al final se quedaron dormidos, desnudos, mientras se susurraban uno al otro que se amarían por siempre.
Todo transcurrió como debía hacerlo, ella se fue, el se quedó, se llamaron, se escribieron, se masturbaron compulsivamente pensándose mutuamente; pero con los días, las llamadas fueron cada vez menos extensas, los correos ya no aparecían a diario, las conversaciones por Internet eran cada vez más cortas y las fueron masturbaciones aún más compulsivas e inapropiadas; hasta que todo se anuló, como un televisor que de repente deja de encender, y en la desesperación se destapa en busca de respuestas, pero solo se encuentra una serie de cables conectados sin lógica aparente, chips, botones y tornillos que sin un entrenamiento apropiado sería imposible reparar..
La desesperación crecía a medida que la fecha del retorno se acercaba, las excusas habían llenado satisfactoriamente todas las dudas que dejó el olvido, además, el sacrificio solo hacía que su amor fuera más fuerte, más puro. Por razones que fue incapaz de explicarse decidió que lo mejor que podía hacer era no esperarla patéticamente con un ramo de rosas en el aeropuerto, eso sería insensato dadas las circunstancias, pero en su lugar envió un par de espías, amigos incondicionales, para que le relataran el suceso.
La noticia no podía ser peor, no llegó sola, de su mano llego un extranjero, francés según las fuentes, dueño de una fortuna considerable, del amor de Marisol, y peor aún, del pequeño niño que yacía latiendo en sus entrañas.
Todo el amor que corría por sus venas se convirtió en odio repentinamente, sus ojos se inundaron de sangre y tras destruir todo lo que encontró a su paso, se encerró en su cuarto durante semanas planeando la muerte accidental que habría de aplastar al francés. Unas semanas después, frustrado y melancólico por su incapacidad de maquinar un plan efectivo, salió una vez más a la luz del sol, exhibiendo sus grotescos rastros de miseria, barbado, despeinado y aparentemente si un baño hacia días, portando solo un largo pantalón de pijama y una camisa marcada por días de sudor y encierro. Caminó lentamente hasta la tienda y allí compro suficiente licor para dejar atrás sus penas, su conciencia y la escaza dignidad que le quedaba. Todos asumieron que se enterró entre botellas y libros, huyendo de la vergüenza pública, pero sobre todo del mundo que le recordaba a Marisol.
Durante tres semanas fue incapaz de dormir, de comer, de vivir como un ser racional, volvió a su estado más primitivo, no hablaba, se desplomaba en el lugar que los pocos instantes de sueño que tenía lo encontraran, comía como y donde fuera y por su cabeza ya no circulaban ideas más básicas de higiene personal. Durante ese tiempo luchó contra la única pregunta que lo consumía y encontró tantas respuestas, que un día no soportó su propia inmundicia mental, se levantó, se bañó y afeitó; y en un acto de cobardía infinita se fue a buscar a Marisol.
El camino fue corto, apenas tuvo tiempo de imaginar 342 veces el escenario del reencuentro, las palabras precisas de un discurso que no sería pronunciado, el vestido que llevaría. No pudo evitar analizar la cara de sorpresa que se dibujó en el rostro del guardia, como si hubiera visto un espejismo, la misma cara que debía poner cada tanto cuando otro ridículo pero inesperado giro de la trama aterrizaba infame en su novela de las 9. Hizo el procedimiento de rutina, nombre, apartamento, un momento por favor, silencios de rigor, radio recuerdos musicalizando el ambiente, Buenas tardes......que el señor... Necesita a doña......OK yo le digo...... Que por favor espere afuera que doña Marisol ya baja. El tiempo se contrajo, empezó a resbalarse torpemente sobre el piso de cuadros rojos y negros y aunque no pasó más de un minuto, transcurrió tan despacio como si observara un plato de comida calentarse en el microondas, la puerta del ascensor se abrió.....................Hola.
La conversación se fue antes de que Alejandro la viera llegar, antes de que pronunciara una sola palabra, antes de que pudiera ponerse el corazón en la mano y al menos arrodillarse lastimeramente a llorar con la desesperación que le consumía el cuerpo. Marisol se dio la vuelta para volver rápidamente, le un adiós tan seco que casi le produjo tos y se perdió, tan fugaz como llegó; él se quedo ahí, mirando con impotencia como su amor se iba mientras él seguía intentando organizar el discurso que no tuvo tiempo de empezar y que iría a sumarse a su repertorio de monólogos, otra tormenta de palabras que iría a clavarse con violenta desolación en su hígado.
Tras un solemne mar de lágrimas, caminó hacia él mismo otra vez, entró en su cabeza y cerro la puerta. No habló durante un mes, hasta que la desesperación de sus amigos y familia lo terminaron enclaustrando en un psiquiátrico, donde a fuerza de inyecciones y pastillas se prolongaría la tortura, pero se evitaría la muerte.
Los días se fueron uno tras otro, al final se resignó a hablar porque no soportaba estar consigo mismo todo el tiempo. Los locos le suavizaron la caída, la vuelta a la realidad, tan desquiciados como estaban parecían tener más razones que los cuerdos.
Se encariño particularmente con uno, le decía tocayo, puesto que se creía Alejandro Magno, tenia tal propiedad en su carácter que los demás locos le obedecían, hasta los mismo guardias llegaron a temer que organizara un ejercito. Una tarde, cuando la conversación ya era inevitablemente familiar, Alejandro (el grande) comenzó a preguntarle sobre su vida, por razones obvias todo terminaba en Marisol, todo terminaba en dolor. Mientras comentaba se le aguaban los ojos, de pronto Alejandro el grande se levantó en toda su magnitud. -Su falta de compromiso es la causa de sus míseras conquistas, los débiles como Ud. nunca morirán como héroes, por que nunca han creído realmente en nada-. Se levanto y se fue, tan indignado que nunca volvió a dirigirle la palabra, al menos no en la semana siguiente, en la que la cabeza de Alejandro forjó una nueva idea, una que le consumiría la vida y que le daría el más grande de los honores; la misma idea que lo llevó a escapar por una ventana, a convertirse en otro hombre de la calle, a olvidar todo lo que conocía: Iba a amarla eternamente y a esperar que volviera a sus brazos, aunque le llevara el resto de la vida.

Sin amor, tiempo ni cólera I

La endeble balsa de cartón y botellas apenas podía remontar el río que cada vez parecía estar mas embravecido, el viejo al comando de la nave, luchaba incansable por mantener su embarcación a flote, pero las aguas embestían con furia y el cartón poco a poco iba cediendo ante la natural acción del agua, los químicos y los demás componentes de un río corrompido por años de inconciencia. De repente la tormenta pareció calmarse, el cielo permaneció oscuro pero tranquilo, y al fondo, una vez dispersa la nube de toxinas, ella apareció angelical, casi etérea, surcando las aguas en una nave que parecía emular la concha rodeada de querubines de la que emergió Venus; el viejo enardecido por la visión recuperó el aliento y armado con una tabla, que usaba como remo, retomo la tarea de remontar las aguas y llegar hasta su diosa. Remó incansablemente, con una determinación que nunca tuvo para nada mas en la vida, y cuando ya casi alcanzaba su objetivo, la tormenta se reanudo con mayor fuerza, las aguas se arremolinaron y una poderosa lluvia, que no era ácida si no salada, se desgajo con una voluntad que solo podía ser demoníaca. Poco a poco el cartón se convirtió en una masa deforme, y las botellas dispersas ni siquiera alcanzaron para hacer de salvavidas, el viejo se hundió poco a poco, la oscuridad del río le derritió los ojos y muy lentamente sus pulmones se fueron llenando de agua mugre; hasta que un golpe certero en la cabeza le quito la conciencia.
El frío de la mañana lo despertó muy temprano, lo suficiente como para que los viajeros que debían pasar por el semáforo de la 68 con 68 para llegar a su trabajo, le pagaran la primera botella de vodka del día. Tras media hora de regateo, sumada a las 3 horas que le llevo mendigar 18 mil pesos, el viejo salio con una sonrisa de satisfacción desdentada, agitando casi maravillado la botella de vodka que apenas se asomaba de la bolsa de plástico negro. Camino una vez más hacia el carro de balineras que a utilizaba a veces para recoger botellas vacías y ganar algún dinero, eso cuando la mirada de perro, los harapos y comentarios sobre alguna conspiración mundial no bastaban para que la lastima le llenara el estomago y le atrofiara el hígado. Jonathan Jeremiah Peachum se hubiera sentido orgulloso de él, desde hace años que buscaba la forma ideal para la su labor fuera más fácil, pues cada día se hacía más difícil mendigar, más difícil infundir lastima en la gente, ya ni las deformaciones ni las mutilaciones hacían efecto; la gente ya tiene suficiente drama en los noticieros como para impactarse, ahora se necesita una figura triste y el carisma que solo puede dar la paranoia, la literatura y un poco de dislexia.

Después de una hora de empujar su carrito de balineras llegó a un pequeño parque por la calle 100 cerca de la 15, allí se deshizo de primera botella de vodka vacía y se termino el pan, antes de retomar su camino pasó una vez más, como tantas veces antes, por su antiguo apartamento, miro hacia el tercer piso con nostalgia, y continuo sin mirar atrás. Tomo la 15 para seguir hacia el norte, y destapó la segunda botella de vodka, pero esta vez empezó a beber con moderación, no por temor a desplomarse de la borrachera, si no por que sabía que a los ricos es más difícil meterles lastima, ellos son más frágiles a la intimidación o la violencia. Aún así la borrachera lo alcanzó antes de llegar a la 116 y se desplomó en un andén, como siempre lo hacía, con la tranquilidad que le daba el cancerbero, como solía llamar a los tres delgados perros que lo seguían a todas partes, todos sarnosos y famélicos, tan lastimeros que un perro completo no podría construirse con partes de los tres. Un pequeño radio que mantenía a bajo volumen tocando radio recuerdos, le robo una sonrisa a un par de peatones. Una lluvia suave lo obligó a despertar.
Caminó una vez más el camino conocido por sus sentidos, el parque, las fachadas elegantes, los perros finos dejando sus desechos delicadamente sobre la grama; al final la casa grande, el sólido portón de madera, la pintura blanca imperturbada por lo años, el triste gnomo resguardando el jardín ... Todo el paisaje resultaba tan familiar que parecía parte de su vida, como si viviera vidas paralelas, la del vagabundo y otra, donde nunca había renunciado a lo que le pertenecía por derecho y la vida no se había encargado de quitarle la fe y el amor por todo lo que alguna vez había conocido.
El procedimiento era sencillo, todas las tarde se sentaba sobe su carro, y entre las 4:30 y 5:00 un Peugeot 307 color plata se estacionaba sobre la pesada puerta de madera lacada, caprichosamente adornada con una aldaba en forma de león, y una dama ya madura descendía casi celestialmente, sin darle importancia a la figura harapienta y desaliñada que la observaba sin moderación.
Marisol- dijo en voz baja, recordando a esa misma mujer, un poco más delgada y con los cabellos más oscuros el día en que la abrazo desnuda y le prometió que la amaría para siempre. Eran días diferentes, pensó; una época de la ya casi no tenia recuerdos, la época en que el todavía tenia familia, casa, comida, amigos, pero sobe todo libros y suficiente dinero para atiborrarse de alcohol todos los fines de semana.

Objects in the mirror are closer than they appear

La construcción de cristal le hizo recordar un anuncio de radio que escuchaba cuando era chico, la luz del sol apenas dejaba presentir la altura del edificio que poco a poco se perdía en el cegador reflejo producido por esa radiante mañana.
EMOTI-o-RAMA, leyó Andrés apenas se acerco lo suficiente como para que el reflejo le permitiera abrir los ojos por completo, con cierta tristeza noto la fila que antes era imperceptible, tres cuadras de gente con ojeras y cara de desesperación.

Desde su creación, en el 2075, EMOTI-o-RAMA era el negocio mas frecuentado por la gente de todos los países del mundo. Inicuamente cuando no tenían si no una pequeña oficina en un edificio mugroso, en los barrios de los inmigrantes, las filas eran infinitas, gente de todo el mundo viajaba para vivir la experiencia y el gobierno tuvo que “reubicar” a los habitantes de la zona. Ahora tienen más de 300 sucursales alrededor del globo y aun así, la gente hace fila durante días para vivir, o revivir lo que sea que pase ahí dentro.
Como siempre el debate no tardo en surgir, algunos afirmaban que era una experiencia adictiva, que mucha gente hacia fila durante días, entraba y salían de nuevo para colocarse una vez mas al final para volver a entrar; otros un poco mas espirituales, afirman que esta empresa tiene contacto con un ser superior y que la experiencia les permitió comunicarse con su interior y hasta contactar a los muertos. Por supuesto toda esta discusión no ha hecho nada mas que realzar la curiosidad del publico, por que los que pasa en las instalaciones de Emoti-o-rama es el secreto mejor guardado de la historia, junto con la formula de coca-cola, y cualquier persona que utilice sus servicios tiene la obligación de firmar un contrato de confidencialidad que de ser violado traería consecuencias mas allá de lo imaginable.

Andrés espero durante tres días en la fila, soportando a los activistas que protestaban contra las actividades de la empresa, a los supersticiosos que hablaban del poder del “tratamiento” y a los babosos que esperaban junto con el, y que especulaban sobre la experiencia, pero al final la fila se fue encogiendo, hasta que el estuvo frente a la impecable puerta de cristal.

Tras un periodo relativamente corto, corto considerando que llevaba tres días en aquella fila y que no había comida nada mas allá de un pequeño taco y siete botellas de gatorade, la puerta se abrió y una muchacha con una sonrisa encantadora le dijo que pasara. Andrés entro y descubrió que el edificio era completamente blanco por dentro, puesto que los grandes ventanales que daban a la calle tenían vidrios reflectivos y era imposible adivinar lo que pasaba adentro, la muchacha lo tomo amablemente de la mano y lo condujo hacia una pequeña habitación, blanca también, que tenia dos pequeñas sillas, donde lo invito a tomar asiento.

-Como ya debe saber, antes de que podamos empezar todo el procedimiento es necesario que llene estas formas, y que firme unos cuantos documentos- dijo ella- Cuando termine, por favor pulse este botón y yo vendre enseguida. Ah, y por cierto mi nombre es Catherine.

Andres se puso en su labor de inmediato, y en poco tiempo terminó el papeleo, y timbro el botón con ansiedad. Uno segundo después Catherine volvió, tomo asiento, y empezó a revisar en silencio los papeles.
-Perfecto. Todo esta en orden, por favor no olvide que violar los contratos que acaba de firmar implica un grave delito, pero bueno, dejemos atrás la burocracias y pasemos a lo que lo que lo trajo aquí esta tarde. Ud se debe estar preguntando que tipos de servicios ofrece nuestra compañía, y también que precios ofrecemos a nuestros consumidores. Pues bien, como parte de nuestra estrategia consiste en evitar que el secreto de nuestro producto se revele tenemos planes de todos los precios, así que su visita no será en vano, y lo que le ofrecemos es la oportunidad de vivir, con la intensidad que UD desee, el sentimiento que escoja-. Andrés dio un salto, no por la sorpresa, si no, por que se siento robado un segundo. Había hecho fila tres días para vivir algo que puede vivir en su vida diaria, sin pagar, si esforzarse si quiera? Antes de levantarse y salir educadamente, tomo un respiro y reviso la expresión de Catherie, que por increíble que pareciera permanecía intacta. Ella esbozo una sonrisa y dijo: Entiendo su espanto, pero déjeme explicarle como funciona todo el proceso. Si después de esto no esta contento, estamos dispuestos a darle una pequeña remuneración por su tiempo perdido. UD cree vivir su vida a plenitud, experimentar el mundo de la manera más pura posible y por eso le parece ridículo que la gente venga aquí a pagarnos por la vivencia de un sentimiento. Pero en realidad, desee hace ya mucho años nuestro fundador el Dr Erich Von Fantel, descubrió que nuestra experiencia sensorial no esta siquiera cerca de lo alcanzar su limite, y diseño un prototipo de cámara que permite simular la vivencia de un sentimiento de forma mas pura. Lo cierto es que lo que ud va a sentir ahí dentro no es real, es solo una imitación de un sentimiento. Si todavía no esta convencido, estamos dispuestos a ofrecerle un precio especial, para que no pierda su visita-.
Andres estaba totalmente mudo, la simple idea de que una maquina pueda representar sentimientos, y que lo hiciera de forma más pura que la vida real le perecía absurda, pero envista que le ofrecían un descuento, y de que todo el mundo hablaba de esto, acepto.

Lo llevaron a un cuarto pequeño y oscuro, con una pequeña silla, y un par de bocinas en los lados. Catherine le dijo que se pusiera cómodo y que debía pensar que sentimiento quería vivir. Andrés no lo pensó dos veces, la forma de probar con mayor seguridad el dispositivo era usando el sentimiento que había vivido con mas fuerza durante toda su vida, el odio, en realidad era el segundo sentimiento mas fuerte, pues el primero era el dolor, pero no quería correr riesgos, la idea de vivir dolor mas puro que el que ya había sentido no le agradaba en lo absoluto.

Un caballero vestido de azul, y con un amistoso bigote recogió la hoja donde escribió el sentimiento que quería emular, y no pudo evitar notar la carcajada ahogada que se escucho apenas dejo la habitación. Igual no importo demasiado, apenas el caballero cerro la puerta las luces se apagaron, y todo quedo en silencio.
Lo que siguió a continuación fue imposible de describir, Andrés salio pálido, ojeroso, pero con la cara cargada de un peso indescriptible; abrió la puerta y se fue directamente hacia la salida, si mirar a nadie, si despedirse, apenas pudo se fue a su casa directamente, y al llegar se metió entre sus cobijas y no salio hasta una semana después.
Aunque nunca volvió a Emoti-o-rama, Andres nunca fue el mismo, toda su vida cambio; tal vez por que nunca pudo quitarse el peso que se echo a la espalda ese día en el cuarto oscuro, el peso de un odio puro y sin sentido.

Jugando con Catherine

Aquel día en que Catherine accedió a jugar conmigo, todo cambio. Arreglé todos y cada uno de los juegos de mesa que tuve a mi alcance para tenerla contenta, y planeé, como nunca lo había hecho, cada tablero de forma que nunca en lo que le quedaba de juego tuviera que perder, en cuanto a mí, yo simplemente podía ganar al ver su sonrisa de alegría y escuchar una y otra vez el discurso de su arrasante victoria. Lamentablemente el juego nunca es lo que uno espera, y aunque mis estrategias eran inexpugnables, el juego se torno complicado cuando mi contrincante nunca llego, se desvaneció en el silencio, sin mentiras o excusas.
Durante la espera aprendí a ver como se hundían mis barcos de batalla naval bajo un bombardeo que yo mismo ordené; como los peones negros de mi ajedrez correteaban a los caballos, al tiempo que la reina era cortejada por los alfiles y el rey moría de viejo en una torre, todo, contemplado por un pálido ejercito de soldados, atónitos frente a semejante espectáculo; las damas chinas decidieron saltarse unas a otras para mantenerse entretenidas, pero solo hasta cuando quedo una, ésta comprendió la masacre que había puesto en marcha y se arrinconó impactada en un tablero de fichas mutiladas. El monopolio se convirtió en un pueblo fantasma, gobernado por un dedal dictador que se apodero de todo el dinero del banco y construyó el castillo más maravilloso del mundo. Luego de buscarla insistentemente, renuncié para siempre a jugar con Catherine, así que busqué entre mis cosas una baraja de cartas, con la que aún intento completar un solitario imposible, pues desde el hace algún tiempo perdí a la reina de corazones.

La manzana de Adán

Tras el sacrificio de su hijo, dios en todo su poderío decidió reabrir al publico mortal las puertas del paraíso (dado que Jesús pago la deuda del pecado original). Pero por razones técnicas decidió no informar al pueblo y simplemente buscar el lugar mas apropiado para reabrir el que prometía ser el mejor centro de retiro de la historia.
Tras 7 días de arduas tareas dios mismo corto la cinta que cercaba la entrada y con unas pocas palabras para el escaso publico asistente, que se reducía a los Ángeles encargados de la mano de obra y a uno que otro querubín desocupado, reabrió las puertas del paraíso para todos los mortales.

Tras años de espera, tres aventureros, incitados por el rumor de que el lugar vacacional mas famosos de la historia reabría sus puertas al publico, emprendieron la hazaña de buscar en todos los rincones del planeta dicho lugar. Años pasaron antes de que estos personajes se encontraran a las puertas del lugar mas cercano a dios en la tierra, el paraíso terrenal. Asombrados contemplaron como decenas de Ángeles muy bien vestidos los guiaban a través de las diferentes actividades y sectores del lugar, y después de un pequeño tour los ubicaron en sus respectivas habitaciones, que por supuesto eran suites de lujo.

El entusiasmo generado en el cielo por los primeros mortales en volver al paraíso hizo que el mismo Dios bajara para acompañarlos en la cena, un delicioso buffet con alimentos que solo podían compararse al néctar y la ambrosía. Tras un pequeñas charla informal, Dios paso a comentarles el reglamento del lugar, que consistía únicamente en no tocar las manzanas que nacían rojas y perfectas en un árbol, que por algún motivo extraño dios llamaba de la sabiduría, y que según les contaba tenia una larga historia con algún reptil intrometido. Tras la comida, los agradecidos huéspedes salieron a caminar y se posaron tranquilamente a la sombra de dicho manzano, que tras ser inspeccionado por los tres por algún tiempo, descubrieron tan atractivo que ninguno se resistió a tomar uno de sus frutos. De repente el cielo se oscureció en un instante y una tormenta terrible azoto el lugar; Dios enfurecido echo a patadas a los visitantes y cerro para siempre el paraíso, al menos hasta después del juicio final.

Aturdidos frente a semejante show que el creador monto tan solo por unas manzanas, los viajeros volvieron a su lugar de origen donde, a punta de genética y agricultura, tiene bajo control todo el comercio de manzanas del mundo

Actos simbólicos

Toda nuestra vida esta plagada de actos simbólicos, formas de recrear ideas en nosotros y en los demás, pero hasta donde el simbolismo se mantiene compacto si nunca adquiere su corporeidad, su forma física o ideológica; hasta donde podemos soportar la representación sin que aquello que representa se derrita, a falta del poder cohesionante de la acción. El simbolismo dejo de presentársenos como un producto dependiente de una realidad futura, y se convirtió en un juego de espejos, donde podemos perdernos buscando el reflejo deseado, pero con la seguridad de que toda es una ilusión; volvimos a la caverna a sentarnos inocentes, afirmando que la visión de las sombras que proyecta el mundo es apasionante, pero convencidos de que el mundo requiere de mucho esfuerzo y trabajo como para que si quiera vislumbremos la idea de buscar el valor para enfrentarlo.